Los monederos virtuales amenazan la persistencia del efectivo
¿Conoces Payoneer? ¿Qué hay de Payza, PayU o WorldPay? Quizás te suenen, pero no las conozcas, ¿qué me dices de Google Pay o Apple Pay? ¿Y si te digo Paypal? Esos tres últimos seguramente no sólo los conozcas, sino que formen parte de tu vida cotidiana. Se tratan todos de monederos virtuales y se están convirtiendo a pasos agigantados en la alternativa al dinero en efectivo.
Hoy en día siguen existiendo ciertos grandes establecimientos que se resisten a añadirlos entre sus modos de pago, pero una gran mayoría ya ha entendido que es un modelo de transacción que ha venido para quedarse. Como de costumbre, la industria del juego fue de las primeras en leer esta tendencia. Por ello, cuando los monederos virtuales todavía sonaban a algo extraño, la mayoría de los operadores que ahora podrías encontrar entre las comparativas de www.casinocarlos.com/ar/ ya los ofrecían como un método de pago más junto a las tarjetas de crédito y débito.
¿Pero cómo hemos llegado hasta aquí? Este avance revolucionario para las transacciones monetarias no se entendería sin conocer la evolución del dinero a lo largo de la historia.
No en vano as monedas, pagarés, billetes y otras representaciones físicas de las divisas oficiales emitidas por un país han sido siempre objeto de coleccionismo. Los museos de arqueología suelen dedicar salas enteras sólo a la exposición de estas piezas, las cuales pueden llegar a datar de miles de años atrás en la antigüedad.
Desde aquellas primeras monedas acuñadas en Asia Menor allá por siglo VII a. C. el ser humano ha mostrado cierta fascinación por este milenario símbolo al que hemos otorgado valor para intercambiar bienes y servicios.
Una moneda o cualquier papel moneda contiene una gran cantidad de información relevante sobre la cultura y la sociedad de la nación que la acuña. Gracias a ellas hemos conocido datos importantísimos no sólo sobre reinados y dinastías, sino también a nivel lingüístico e incluso arquitectónico pues edificios que ahora ya no existen han perdurado para la historia del arte gracias a haber sido conmemorados en monedas y billetes.
Es por ello por lo que nació la numismática: toda una disciplina de estudio y coleccionismo alrededor de estas pequeñas piezas que, aunque supusieron un gran avance para la economía y pusieron en jaque a la cultura del trueque, también acarrean ciertas inconveniencias que ralentizan las operaciones comerciales.
Al fin y al cabo, otras formas de intercambio de bienes y servicios como el mencionado trueque funcionan bajo una mecánica universal común a todas las naciones. La moneda, en cambio, dispone de un valor oscilante condicionado por un montón de factores intrínsecos a las naciones que la acuñan y a las relaciones internacionales de las mismas. Dándose, en ocasiones, la extraña situación de que un papel moneda válido en un territorio puede llegar a ser papel mojado en otro.
Además de costumbre, es necesario pasarse por un establecimiento de cambio de divisas cuando se planea un viaje al extranjero. Y es que, hasta hace no mucho era imprescindible llegar a tu lugar de destino proveído de tu presupuesto convertido a la moneda local. Porque, aunque ciertos establecimientos turísticos aceptan el pago en las principales divisas como el dólar, el yen, la libra o el euro, lo normal es que necesites efectivo que sea realmente “efectivo” en aquel lugar en el que te encuentres.
Por eso el Euro se considera uno de los grandes logros de la Unión Europea. De no existir, resultaría extremadamente inconveniente que en un espacio de libre circulación como Schengen los ciudadanos tuvieran que preocuparse por cambiar sus divisas por cada frontera que crucen. Unas inconveniencias que ya se están empezando a notar en un mundo cada vez más globalizado donde la movilidad entre naciones cada vez es accesible.
Por suerte para todos, las nuevas tecnologías nos trajeron nuevas formas de controlar nuestra liquidez sin tener que recurrir al dinero físico. Primero llegaron las tarjetas de crédito que nos permitían sacar dinero de cualquier cajero automático del mundo. Luego, con el desarrollo de internet llegaron los monederos virtuales siendo Paypal el más conocido de todos.
Y es conocido a base de una agresiva estrategia de consolidación para la que ha puesto mucho empeño. Quieren convertirse en un monedero electrónico de uso diario, objetivo que hace unos años podría parecer demasiado ambicioso, pero que hoy más que nunca se entiende a la perfección.
Y es que Paypal, al igual que el resto de los monederos electrónicos o virtuales son capaces de operar en cualquier divisa, en cualquier momento y de forma instantánea. Una cualidad que hace algunos años podría haberse considerado un capricho para viajeros y gente rica, pero que en la sociedad actual se adapta como un guante a las necesidades de unos usuarios ya no sólo se relacionan con la gente cercana, sino que pueden establecer relaciones casuales de índole económico con personas de cualquier rincón del planeta.
Comprar en una tienda online del extranjero, pujar por producto foráneo en eBay, participar en un crowdfunding internacional… nuestro día a día ha pasado a incluir numerosas situaciones en las que el dinero en efectivo o las caras comisiones de las tarjetas de crédito simplemente no tienen cabida.