La ética: el valor olvidado en el mundo de las finanzas

La ética en el mundo de las finanzas

El tema de la ética en las finanzas es sumamente sensible, aunque no siempre se le da la importancia que merece.

Como bien nos indica Warren Buffett, la reputación es algo que cuesta mucho ganar y es muy fácil de perder.

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Luego de la crisis sub-prime en EEUU del 2008, muchos inversores sufrieron grandes pérdidas en sus carteras y la desconfianza en los asesores financieron,  portfolio managers y la industria financiera en su conjunto aumentó.

En la Argentina tenemos un historial de descontentos financieros. No es extraño pensar que encontrar instituciones que actúen de forma ética  es casi como buscar una aguja en un pajar.

 

Muchos se preguntaran, ¿es que acaso están todos infringiendo la ley?

La respuesta es NO. Pero hay una diferencia importante entre actuar bajo el marco de la ley y actuar de forma ética:

  • La ley nos impone estándares mínimos – qué se puede y qué no se puede hacer.
  • La ética nos propone utilizar estándares más elevados – qué deberíamos y qué no deberíamos hacer, más allá de su legalidad.

 

Consecuencias no intencionales sobre el sistema de compensación y recompensas

En la industria financiera muchas veces existen conflictos que son originados por el sistema de compensación que se utiliza. Hoy la mayoría de los bancos y brokers ganan con el cobro de comisiones.

 

Pero las comisiones son un arma de doble filo. Veamos por qué.

El pago a través de comisiones fue originalmente puesto en práctica como una mejor forma de motivación a los empleados, más que pagando un salario fijo. De esta manera quedan alineados los intereses de los empleados con el del broker o banco.

 

Pero ¿qué pasa cuando consideramos los intereses del inversor?

En el sistema de comisiones los inversores se transforman en clientes a los que se les trata de rotar la cartera lo máximo posible, así como también se les trata de vender la mayor cantidad de productos financieros. Los asesores se vuelven vendedores y muchas veces olvidan que su prioridad debería consistir en preocuparse por el bienestar y las necesidades del inversor.

Así es como surge el tan conocido conflicto de agencia que lleva consigo la siguiente encrucijada moral: ¿beneficio a mi empleador y a mi bolsillo generando más ventas o beneficio al cliente que deposita su confianza en mi?

El camino que tomemos va más allá de la legalidad. Podemos estar dando recomendaciones o actuando de forma legal, pero eso no significa que lo estemos haciendo de forma ética ni que lo hagamos pensando realmente en el beneficio del inversor.

 

¿Cuál podría ser una buena solución?

Una buena solución a este conflicto de interés es alineando los beneficios del cliente con los del banco o compañía de asesoramiento. Es decir, utilizar un sistema en que el asesor gana cuando el cliente también gana.

Esto suele darse, por ejemplo, con el cobro del asset management fee que consiste en cobrar un porcentaje sobre los activos manejados (en lugar del pago por comisiones). Así cuando la cartera crece, el asesor se ve beneficiado porque el porcentaje se aplica a un total mayor y si la cartera pierde el asesor también se perjudica.

 

¿Qué es el Mark Up?

Se trata de otro de los negocios de los bancos y brokers, consiste en la diferencia de precio entre el precio de adquisición de un activo en el mercado por parte del broker y el precio de compra que le pasan al inversor (spread). Es una forma absolutamente legal que tienen los brokers de generar ganancia pero no están obligados a informarle al inversor cuanto “extra” cobraron por el activo.

Lo que sí se debe informar es la comisión explicita que se le cobra (adicional al mark-up). Entonces desde el punto de vista del cliente, el único costo de compra es esa pequeña comisión (o no tan pequeña, dependiendo del broker o banco).

 

¿A dónde queremos llegar?

El objetivo que perseguimos es mejorar la confianza del funcionamiento del sistema financiero y en sus participantes e incentivar la transparencia en las operaciones. Muchos asesores se pueden ver tentados a tomar atajos para conseguir rendimientos en el corto plazo, pero esta forma de operar a la larga puede costar cara.

La única manera de lograr relaciones de largo plazo es poniendo al inversor como prioridad. Y esto se consigue cuando los participantes actúan y se guían por estándares más elevados que los que establece la ley, colocando a la ética como valor principal.

Cuando estamos eligiendo un asesor, más allá de los títulos y experiencia que pueda tener, debemos preguntaros: ¿puedo confiar en esta persona? ¿Será realmente honesta y representará mis intereses? ¿Qué sistema de compensación tiene?