¿Qué puede pasar con el dólar después de las PASO?

La moneda estadounidense parece ser el termómetro de los argentinos. En cuanto aparece en la tapa de los diarios con una suba se le da rienda a un fantasma que parece estar siempre presente en la historia de nuestro país. “Nada le gana al dólar”, dice el mito urbano, y no acepta desmitificaciones. Ante esto el mes de julio pareció darle la razón: una devaluación del 12% frente al dólar se devoró el “carry” en pocos días y además avivó las llamas del otro fantasma, la inflación. Esto no es así en otros lugares de Latinoamérica: en Colombia, Brasil, México el “pass through” de una devaluación es mínimo, mientras que aquí además es veloz.

Durante el mes de julio, con la decisión de CFK de postularse al Senado por la provincia de Buenos Aires y sus buenos números en las encuestas, el mercado mostró un razonamiento lógico que varios jugadores del mercado tardaron en digerir. La lluvia de dólares se detuvo y comenzó una incipiente demanda. Hubo otro factor, en este caso quizás más psicológico: tuvimos más de una década de tipo de cambio fijo y todavía no nos acostumbramos a la idea del tipo de cambio flotante, una lección que varios aprendimos. El BCRA tardó en reaccionar más de lo esperado, quizás podemos criticar que permitió que se convierta en noticia un mes antes de las PASO, pero fue leal con su lógica. Se debe reconocer que el tipo de cambio se encontraba muy atrasado y mientras el mundo se revaluaba, el ir en sentido contrario tampoco es una muy mala noticia. Podemos discutir el “timming” pero finalmente es un alivio para muchos sectores de la economía castigada con la inflación y el atraso.

Durante agosto la demanda se aceleró, pero si bien hubo cierre de “carry” y demanda genuina (principalmente de automotrices) también hubo compra por cobertura. Esto también persigue una lógica simple, el riesgo político. Nadie va a felicitar a un CFO audaz que le salga bien el quedarse largo en pesos, en cambio eso podría costarle su sillón si la decisión no sale como se esperaba. Esta fiebre por la cobertura se pudo ver en el Rofex, llegándose a operar tasas de más del 28%.

Pero finalmente el BCRA apareció para cortar los picos y calmar las aguas y entregó más de 1.000 millones de reservas, principalmente sobre el cierre de cada mercado (antes de las 15hs). ¿Es momento de chocarnos las cabezas unos con otros? Definitivamente no. El único indicador caliente fue el dólar, mientras que los bonos y el Merval estuvieron lejos de dar signos de pánico. Pero la pregunta principal es qué puede pasar con el dólar el lunes 14 de agosto, con el resultado puesto.

Una victoria de Cambiemos, debería provocar un cierre de las coberturas y calmar las aguas. Un empate técnico en la provincia de Buenos Aires es lo que espera el mercado, incluso una victoria de CFK por unos pocos puntos no debería agitar el tablero. Una dura derrota del oficialismo, en cambio, podría provocar una mayor demanda, pero el BCRA ya demostró que no le interesa dejarlo correr por encima de estos valores. Las verdaderas elecciones son en octubre y la inflación parece ser el único objetivo que el gobierno puede pelear, y si deja correr al tipo de cambio se arriesga a perder la última batalla que le queda en el año (no habrá gran crecimiento y no se puede bajar aún el déficit fiscal). Habrá que ver qué pasa en el mercado con el diario del lunes.